En medio del desierto más árido del mundo, donde casi nunca llueve y el paisaje suele ser de tonos ocres y grises, ocurre algo sorprendente: de pronto, el suelo se cubre de flores. No es un sueño, es el desierto florido, un fenómeno natural que cada cierto tiempo convierte al norte de Chile en un tapiz multicolor.
Este 2025 ya es un hecho: la naturaleza dio luz verde gracias a las lluvias de invierno en la Región de Atacama.

Lluvias que traen vida
La magia comienza bajo tierra. Durante años, miles de semillas permanecen escondidas en la arena esperando su oportunidad. Cuando caen las lluvias suficientes —este año especialmente en la Provincia de Huasco y sectores costeros— el desierto despierta.
Los expertos de CONAF ya confirmaron que la floración se dará entre septiembre y noviembre, con su mejor momento en octubre.
Flores únicas del norte de Chile
Más de 200 especies nacerán casi al mismo tiempo. Algunas de las más llamativas son las añañucas rojas, las delicadas patas de guanaco y la intensa garra de león. Muchas de ellas son endémicas: no existen en ninguna otra parte del planeta.
Verlas juntas es como caminar sobre un lienzo pintado en tonos rosados, lilas, blancos y amarillos.

Rutas para maravillarse
Quienes quieran ser testigos de este espectáculo pueden recorrer distintos puntos de la Región de Atacama. Entre los más recomendados están:
- Parque Nacional Llanos de Challe, famoso por sus campos de flores frente al mar.
- Chañaral de Aceituno, donde el desierto se mezcla con la vida marina.
- Totoral, un clásico de la provincia de Copiapó.
Cuidar es lo clave
El desierto florido es frágil. Cada pisada fuera del sendero, cada flor arrancada, significa perder un pedazo de este milagro natural. Por eso, si viajas, recuerda:
- Quédate en los caminos habilitados.
- No saques flores ni recolectes semillas.
- No lleves mascotas.
- Apoya a los guías y servicios turísticos locales.
Una invitación a detenerse
El desierto florido no ocurre todos los años. Y cuando lo hace, dura poco. Es un recordatorio de que incluso en los lugares más inhóspitos puede brotar belleza.
Este 2025, Chile vuelve a regalarle al mundo una postal irrepetible: el desierto más seco convertido en un jardín vivo.